La crisis de identidad de la traducción

Leímos este artículo en JALTranslation.com, y  su autor, Joseph Lambert, nos ha dado permiso para traducirlo y publicarlo aquí, para disfrute y reflexión de todos. 🙂

En el artículo de hoy quiero echar un vistazo al contenido y uso de algunas citas famosas de la historia de la traducción, en un intento de explorar la curiosa manera en la que se ve la traducción, y en la que la traducción se ve a sí misma.

Durante mucho tiempo la traducción ha luchado con su identidad de actividad de supuesta segunda clase, con su vínculo derivativo con la escritura, las implicaciones de subordinación de seguir las palabras de otra persona, y el sentimiento de desconfianza que inspira el proceso, factores que alimentan un estereotipo bastante poco favorecedor.

Por tanto, es natural que los que la practican quieran influir en la manera en la que se ve su actividad, y como tal, a menudo a la hora de hablar de traducción vemos menciones a la maestría artística necesaria y a la inconmensurable complejidad de nuestra tarea. Por desgracia, me da la impresión de que esto se hace para minimizar ansiedades subyacentes en corazón de la profesión, como la invisibilidad o la falta de importancia.

Al repasar una colección de las citas más frecuentes sobre la traducción, tenemos un panorama perfecto de esta situación: la mayor parte cae en dos categorías bien diferenciadas que caracterizan el estado de nuestra profesión desde un punto de vista psicológico, y que finalmente bordean una visión bipolar de la imagen de la traducción, y un complejo de inferioridad bastante serio.

El primer grupo de citas (los ejemplos en verde, a continuación) están llenos de una grandeza que asegura que la traducción es lo más importante del mundo, quizá compensando de más por ansiedades subyacentes, como manera de justificar la elección de esta carrera profesional, y supuestamente reforzando su status profesional (podemos ver ecos de esto en el último libro de Lawrence VenutiTranslation Changes Everything).

En el segundo grupo, mientras tanto (ejemplos en rojo, a continuación) se muestran directamente las preocupaciones subyacentes sobre falta de mérito, la incapacidad a la hora de enfrentarse a nuestra actividad, y finalmente vuelve a las inseguridades que hemos mencionado antes. Estas citas refuerzan la imagen negativa relacionada con la copia (por ejemplo: la traducción es «un eco») y destacan las ideas de fracaso y pérdida.

Mientras que la auténtica imagen de la traducción está quizá en algún lugar en el medio, es fascinante ver el contraste entre los puntos de vista: las impresiones que nos transmiten son auténticamente increíbles o totalmente descorazonadoras, pero rara vez algo diferente.

Hay una cita de Edith Grossman que creo que alcanza un buen equilibrio y da una imagen valiosa de la traducción: «Una traducción no se hace con papel de calco. Es una interpretación crítica».

[Citas del equipo verde]

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  • La traducción es una de las poquísimas actividades humanas donde lo imposible ocurre por principio. —Mariano Antolín Rato
  • Los escritores hacen la literatura nacional y los traductores hacen la literatura universal. —José Saramago
  • Los traductores son los héroes en la sombra de la literatura, los instrumentos a menudo olvidados que hacen posible que diferentes culturas hablen entre sí, son los que nos han hecho entender que todos nosotros, desde cada rincón del planeta, vivimos en el mismo mundo. —Paul Auster
  • Sin la traducción, viviríamos en regiones fronterizas con el silencio.   —George Steiner
  • La traducción es el sistema circulatorio de las literaturas del mundo. —Susan Sontag
  • La traducción es aquello que todo lo cambia, para que nada cambie. —Günter Grass
  • La traducción no es una cuestión únicamente de palabras: es hacer comprensible toda una cultura.—Anthony Burgess
  • La traducción es todo un misterio. Cada vez tengo más claro que el arte de escribir es en sí traducir, o más parecido a traducir que cualquier otra cosa. —Ursula K. Le Guin

[Citas del equipo rojo]

  • Poesía es lo que se pierde en la traducción.  —Robert Frost
  • En lo que se refiere a la escritura moderna, rara vez es satisfactorio traducirla, aunque puede ser fácil. La traducción se parece mucho a copiar cuadros.  —Boris Pasternak
  • Nada que haya sido armonizado por el toque de la Musa puede llevarse a otro idioma sin destruir su dulzura.  —Dante
  • La traducción es pecado.  —Grant Showerman
  • La poesía no puede ser traducción.  —Samuel Johnson
  • La traducción es, en el mejor de los casos, un eco. —George Borrow
  • La traducción es el arte del fracaso.  —Umberto Eco
  • Lo que se pierde en la buena o incluso en la excelente traducción es precisamente lo mejor.  —Karl Wilhelm Friedrich Schlegel
Para mí, el lamento de Eco resumen perfectamente la visión bipolar de la traducción que ha dominado la historia: un aire general de futilidad, combinado con la elegante etiqueta de que la traducción es un arte.
Para mí, el lamento de Eco resumen perfectamente la visión bipolar de la traducción que ha dominado la historia: un aire general de futilidad, combinado con la elegante etiqueta de que la traducción es un arte.

 


Hoy en día, las citas positivas aparecen a menudo en los círculos de traductores y no se puede negar que es agradable leerlas. Nos proporcionan un cierto reconocimiento y nos permiten convencernos a nosotros mismos de que la traducción es igual a la escritura, o incluso la supera. Nos convertimos en «héroes«, salvadores culturales o lectores con superpoderes que hacen «lo imposible» por el bien del universo.

Más allá de su extravagancia, en cualquier caso, el principal problema se encuentra en el hecho de que al usar estas citas dentro de los círculos de traductores (como es a menudo el caso) miramos hacia dentro, dándonos palmaditas en la espalda, alabando el hecho de que llegamos a este objetivo «imposible» todos los días, mientras que el mundo exterior aún no puede ver la importancia de nuestro trabajo.

La traducción necesita desarrollar una imagen más amplia para que pueda verse como una profesión legítima, y lo que necesitamos cambiar son esas percepciones desencaminadas que existen sobre qué implica nuestra tarea. Fuera de la traducción el tópico más común es que hay cosas que se «pierden» en la traducción, y eso nos hace quedar mal. En términos profesionales, mientras tanto, la traducción a menudo se ve como una actividad a tiempo parcial, que puede realizar cualquiera con un cierto conocimiento de un segundo idioma, en su tiempo libre, para sacarse un dinerillo extra.

En las escuelas (al menos en el Reino Unido) se nos enseña desde el principio que la traducción es simplemente una manera de asegurar la comprensión. Cuando nos encontramos con la frase «traduce este fragmento» en un examen es para demostrar que hemos hecho los deberes de vocabulario: las ideas sobre contextos completos o culturas se ignoran completamente.

En ningún sitio se menciona que tanto de nuestra literatura, tanto del mundo a nuestro alrededor ha pasado por este proceso de traducción, lo que nos deja con la implicación de que simplemente se trata de cambiar una palabra por otra.

A menudo he intentado eliminar mitos como estos en mi blog demostrando la complejidad de la tarea en cuestión pero pretender que creamos obras de arte o que cambiamos el mundo todos los días (como se puede ver más arriba) parece un intento de compensar en exceso un complejo de inferioridad, dada la realidad de la situación. De hecho, esto a su vez alimenta una falta de credibilidad profesional, puesto que no podemos esperar que nos tomen en serio si hacemos unas afirmaciones tan extravagantes más allá de nuestra propia comunidad.

Al final, es posible que ideas como que «una buena traducción no se nota» estén muy imbuidas (hasta el punto de convertirse en el ideal por el que las traducciones se juzgan en muchos contextos profesionales) pero aun así podemos aumentar la visibilidad de lo que hacemos. Por desgracia, si exageramos al hablar de lo que requiere nuestro trabajo, o nos dejamos caer en la autocompasión, estamos yendo en dirección contraria.

Está claro que hay mucha gente aún que malinterpreta la traducción, y quizá lo que hace falta es centrarnos en explicar de manera clara y consistente qué nos jugamos como comunidad, más allá de los confines de la disciplina o la profesión, de modo que puedan aprender a confiar en la traducción y valorarla por lo que es.

Lo que es cierto de momento es que la traducción tiene que tener más seguridad en su propia identidad. Nuestra incapacidad de proporcionar perfección ha llevado gradualmente al desarrollo de una profesión que parece ser indebidamente insuficiente. Necesitamos no solo estar convencidos de nuestro propio valor, sino también ser realistas so re el valor que ofrecemos si queremos superar este dilema de identidad profesional.

Este artículo apareció primero en JALTranslation.com y  su autor es Joseph Lambert. Traducción de Begoña Martínez. Ilustraciones de las citas hechas con Instaquote en un momentillo.

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